“Permítame que me tome la libertad de preguntarle cómo se las arregla para vivir sin libros.”
Emily Brontë (Inglaterra, 1818-1848)
en Whunthering Heights (Cumbres Borrascosas)
“Permítame que me tome la libertad de preguntarle cómo se las arregla para vivir sin libros.”
Emily Brontë (Inglaterra, 1818-1848)
en Whunthering Heights (Cumbres Borrascosas)
¿QUIÉN, YO? MUJERES VIVAS DE ALMERÍA.
Este ha sido el título de mi serie de entrevistas de verano publicada en La Voz de Almería a mujeres reales nuestra sociedad y con las que nos cruzamos cada mañana sin saber de su valiosa labor.
Cerraba la serie de siete perfiles muy diferentes con Alicia, una monja del siglo XXI que tiene mucho que decir sobre la prostitución, una lacra social a la que su congregación le dedica todos sus esfuerzos, el modo de esclavitud que pervive y que es permitida sin pudor por todos los gobiernos democráticos.
Annie Louisa Robinson Swynnerton (1844–1933) fue una pintora británica más conocida por sus retratos y obras simbolistas, pero que también fue una paisajista capaz. Estudió en Manchester School of Art, Académie Julian, y en Roma. Swynnerton fue influenciado por George Frederic Watts y Edward Burne–Jones. Es la primera mujer elegida en la Royal Academy of Arts en 1922.
De 1874 a 1876, tomó clases de arte en Roma junto con su amiga y compañera artista, Susan Isabel Dacre
Swynnerton pintó retratos, figuras, obras simbolistas y paisajes. “Ella estuvo muy influenciada por Watts, y muchos de sus temas eran del tipo alegórico o simbólico que era su fuerte. Su dibujo era sólido, y tenía una forma escultórica aliada a la fresca, color roto que muestra afinidades con el Impresionismo. Un ejemplo de una de sus obras alegóricas es El sentido de la vista, que representa a un ángel visitante de la tierra que encuentra y se conecta al cielo usando su visión. El catálogo de la exposición de Tate “Expuesto. El desnudo victoriano” afirma que “Annie Swynnerton, con sede en Roma, fue una de las pintores femeninas más atrevidas del público desnudo, a menudo impactante con sus figuras pintadas de forma robusta”.
Las obras de Swynnerton incorporaron aspectos del neoclasicismo, parrafaelitismo e impresionismo. La Revista de Arte describió una de sus obras, “Diseño altamente imaginativo de [Swynnerton] es Mater Triumphalimo. Las extremidades de la figura tienen un contorno algo pesado, mientras que hay una cierta apariencia metálica en el color que está bastante alejado de la idea de la sangre que fluye en un cuerpo humano. “. También era experta en pintar niños como se comprueba en sus obras.
Os dejamos algunos de los hermosos cuadros de Annie, otro descubrimiento británico de este plantel de agosto.
LA COSIFICACIÓN EN EL ARTE, TODO UN DILEMA.
Una galería de arte ubicada en Manchester (Inglaterra) ha decidido retirar un clásico cuadro de John William Waterhouse, acusando a que éste “cosifica” a la mujer.
En la pintura, elaborada en el siglo XIX y titulada “Hylas y las ninfas” aparecen siete ninfas desnudas sumergidas en el agua, las que incitan a un hombre (Hylas, de la mitología griega) a bañarse junto a ellas. Dejamos el debate abierto, es interesante que estas cuestiones sean rebatidas en la sociedad que nos ocupa.
Os dejo enlace de la noticia ampliada.
Annie Lennox – No More I Love You’s Subtitulos en español
«No More “I Love You’s”»-traducción literaria: «No más “te quieros”»– es una canción de pop y rock de la banda The Lovers Speaks. Fue lanzada en 1986 como primer sencillo de su primer y único álbum de estudio. La cantante escocesa Annie Lenox re-grabó la canción en 1995, la cual cosechó éxitos a nivel mundial y le otorgó su segundo Grammy como solista. Aqui os dejamos una versión subtitulada en español.
AGNES GREY
ANNE BRONTE, 1847
ALIANZA EDITORIAL 2017
Esta autora es la pequeña de las famosas hermanas Brontë y la menos conocida de las tres: Charlotte, Emily y Anne. La historia que cuenta en la novela de esta joven institutriz, fue publicada en 1847 por primera vez bajo el seudónimo de Acton Bell. Y en sí misma es la descripción de parte de la vida de esta peculiar saga familiar de la que bebieron las obras de todas ellas.
Este verano he estado en Haworth, en Inglaterra, el pueblecito que las vio convertirse en las escritoras universales que son y en mis escritoras favoritas. Y en mi maleta llevé en el viaje esta novela, Agnes Grey, y que deleitó mi semana de viaje.
Anne solo escribió dos novelas, esta y La inquilina de Wildfell Hall (1848) y es digamos la escritora que, viviendo bajo la alargada sombra de la eternidad que supone la genialidad de Cumbres Borrascosas de Emily o Jane Eyre de Charlotte, está empezando a ser conocida 170 años después de desaparecer. Murió a las 29 años, meses después de Emily y pocos años antes de la última superviviente, Charlotte.
Volviendo al texto que nos ocupa, Agnes Grey, ha sido una grata sorpresa para mí, donde he encontrado a una autora de la categoría de su estirpe, comparada por la crítica actual con Jane Austen. Con un lenguaje refinado sin caer en la cursilería, nos describe la experiencia de la señorita Grey, trasunto de su propia vida, cuando sale de su casa para ejercer de institutriz en casas de abolengo y donde pone de manifiesto su observancia de la sociedad de mediados del siglo XIX, desde una perspectiva cambiante y avezada para la época. Sus opiniones sobre lo que significaba ser mujer y cómo se podía mejorar el mundo con la herramienta que tan bien se conocía en su casa, la educación, quedan patentes en todas sus páginas. Hace análisis muy adelantados a las enseñanzas de su época, sobre el valor de la bondad como pilar formativo intrínseco para el crecimiento de la infancia y del que adolecían sus alumnos malcriados en casas de ricos amorales. Su amor por la naturaleza y los animales, la búsqueda de un compañero de vida que entienda la necesidad de la protagonista de trabajar y cuidar de su familia, queda patente dentro de un argumento sereno, sin grandes acontecimientos, pero muy agradable de transitar. Anne era de carácter la más templada de los cuatro vástagos supervivientes de lo seis hijos que el reverendo Patrick Brontë tiene que ver morir en sus brazos y se nota como sello argumental.
Apuntar que ha sido un viaje espiritual, un sueño hecho realidad, poder visitar el escenario vital donde crecieron y crearon estas hermanas irrepetibles; transitar por sus aposentos, pasear por los páramos…, comprendes muchas cosas y yo las he sentido muy cerca en cuerpo, alma y obra. Escribiré sin duda sobre ello cuando regrese de allí… porque a pesar de que mi cuerpo ya está en casa, mi alma aún se quedó enredada en Haworth y todavía se niega a regresar al calor de este mundo acelerado y cómodo donde se supone que vivo.