ARTÍCULO, MAYO 2020: EL ARTE EN VIVO DEL CONFINAMIENTO

Arte y confinamiento, todo un fenómeno nacido en esta época tan diferente que acabamos de vivir por culpa de una pandemia durante dos meses y medio.  Estar en casa e incluso aburrirse, ha dado para hurgar en nuestro ingenio y aportar estas expresiones artísticas sacadas de los museos y puestas en los salones de gente con mucho arte. Os dejo este interesante artículo del diario El País.


https://elpais.com/elpais/2020/04/13/album/1586769947_969009.html#foto_gal_2

OJOS DE MUJER, MAYO 2020: PILAR MONTANER Y SUS OJOS MODERNISTAS

Pilar Montaner dando los últimos retoques al cuadro “el Dolor Humano”, 1921.
La catedral de Mallorca según técnica impresionista (1912)
Figuras plásticas de su época surrealista, hacia 1920.

Pilar Montaner (1876-1961) Nacida en el seno de una familia noble y acomodada, quedó muy pronto huérfana de madre. Su padre el teniente de navío Jaime Montaner, la envió al internado de Nuestra Señora de Loreto en Madrid, donde recibió sus primeras lecciones de dibujo y pintura de la mano de Emilio Ordóñez y, más tarde, de Catalina Narváez, una conocida pintora y bordadora, protegida de la reina María Cristina. Su formación artística en un internado en Madrid y la continuó ya de vuelta en su Mallorca natal con los pintores más reconocidos de la isla. Contrajo matrimonio en 1896 con Juan Sureda Bimet, un joven abogado e intelectual mallorquín que acababa de heredar una de las mayores fortunas de la isla, por lo que su vida fue, durante muchos años, un privilegio que le permitió cultivarse en las artes. Se formó entre otros maestros de la época con Sorolla y Gelabert y fue poco a poco desarrollando su propio estilo, muy marcado, que pasó del impresionismo al surrealismo. Cuando a partir de 1915 las cosas se empezaron a torcerse en su vida, quiebra económica y tuberculosis, con la muerte de 3 de sus 14 hijos, su pintura se volvió más oscura y personal. Es otra de las grandes desconocidas, ausentes de nuestras pinacotecas y a la que merece la pena recuperar.

Gracias, Pilar, por hacer del arte tu vida que, con 14 hijos en el mundo, no debió de ser ninguna bicoca.

NOTICIAS, MAYO 2020: SUSANA VERA PRIMERA FOTÓGRAFA ESPAÑOLA PREMIO PULITZER

Hace pocos días no enterábamos, dentro del tsunami vivido por el Covid19, de una buena noticia. Susana Vera es la primera fotógrafa española que gana un premio Pulitzer: “Todavía estoy como en una nube”. 

Este logro se basa en el  retrato la detención de varios manifestantes en las protestas de Hong Kong de 2019, entre gases lacrimógenos.

Os dejo este enlace de RTVE española donde se explican los detalles.

¡¡¡¡¡Enhorabuena, Susana!!!

https://www.rtve.es/radio/20200512/pulitzer-susana-vera-primera-espanola-ganar-premio-pulitzer-fotografia/2013850.shtml

 

MÚSICA PARA BAILAR, MAYO 2020: I WANT TO BREAK FREE, RUSSIAN RED

I want to break free, primer single de su álbum Karaoke de 2017 de la artista Russian Red

Resulta una versión muy interesante del mítico tema de la banda británica Queen, donde la cantante quiere ser libre de un aparente trastorno de alimentación, según se deduce de un video clip del tema, dandole una vuelta de tuerca al estilo y sentido de la canción original (Quiero ser libre). Muy interesante esta interpretación que, junto con una voz tan característica, hace el tema completamente suyo.

Lourdes Hernández González (Madrid, 1985), Más conocida por su nombre artístico Russian Red, es una cantante de música indie, folk y pop española.

MUJERES QUE LEEN, MAYO 2020: EL VERANO EN QUE MI MADRE TUVO LOS OJOS VERDES

 

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes.

Tatiana Tîbuleac

Impedimenta, 2019

Se trata de una novela galardonada por el gremio de libreros de Madrid como el mejor libro de 2019. El título ya me parecía un promesa de Impedimenta, quien, a mi juicio, pasa por ser una de las editoriales más exquisitas de nuestro país.

La historia trata de la difícil relación materno-filial desarrollada en un ambiente hostil, donde el amor no ha sido el cimiento de una familia. Se presenta al lector un grupo de adultos tóxicos que les ha tocado vivir juntos, vistos a través de los ojos de un adolescente, Aleksy, el hijo calificado como enfermo mental.

La rabia, el odio, el inconformismo que destila el protagonista adolescente a través de la voz escogida por la autora, recuerda al principio al genuino Holden, protagonista del clásico El guardián entre el centeno de Salinguer. Después, a través de sus capítulos, va tomando cuerpo propio de la mano de una belleza poética que nos transporta hasta esa casa donde pasará un verano con su madre, el último verano con ese ser al que odia, pero que tiene los ojos más bellos con los que nadie pueda cruzarse. Y es a través de esa metáfora, donde la esperanza se enraíza hacia la posibilidad de sentimientos positivos. Y ello se va haciendo realidad en el peor de los escenarios, la enfermedad terminal de la madre, que quiere pasar sus últimos días a solas con su hijo mal amado en una casa destartalada de la campiña francesa. Concurren frases muy poderosas en el proceso de transformación de los sentimientos, que explican la necesidad de escarbar en la vida de quienes consideramos primera familia y quizá poder así poder perdonar comportamientos impropios que nos marcaron. El alcohol, el desamor, la violencia de género, la pobreza femenina, la culpa…, todos estos fantasmas que rondan a los protagonistas va saliendo a la superficie desde los estratos de la infancia, en aquel verano que marca un antes y un después en la vida de Aleksy. Porque la moraleja es que en medio de la tragedia, uno/a se puede volver mejor persona, incluso para transformarse en artista. La poesía del sufrimiento está muy bien trabajada a través de capítulos cortos, uno de los grandes aciertos de la novela, para atraer la atención lectora a un ambiente tan acido sin empacho. Si le tuviera que poner un pero seria la falta de sorpresa, depositando la buena acogida de su lectura en el deleite de la construcción de cada página, de cada sentimiento dibujado en cada capítulo.

Un extracto: Mi madre tuvo razón esa tarde y otras tardes que siguieron. Pero el papel de filósofo no le pegaba en absoluto, ni siquiera a punto de morir, sobre todo porque siempre fue una hija, una esposa y una madre de segunda mano.

Tatiana Tîbuleac, es una periodista y escritora nacida en la república de Moldavia (antigua Unión Soviética, con población 80 % rumana) que se ha convertido en un valor en alza de las letras con esta su segunda novela.

La traducción me resulta impecable, por lo que hay que dar también la enhorabuena a la traductora que figura en portada por méritos propios: María Ochoa de Eribe.

Un libro, una edición, en resumen, muy recomendable, efectivamente para premiar.

Mar de los Ríos