LA LUZ DE LA DINAMO (NURIA BARRIOS)
(FUNDACIÓN FERNANDO LARA, 2017)
Tengo que confesar mi debilidad por la obra de Nuria Barrios (Madrid, 1962). También por su simpatía personal y sentido del humor, que yo creo se trasluce en su obra. Después de más de treinta años dedicada a las letras, ha publicado varios libros de cuentos, novelas, es traductora de muchas obras que han triunfado en nuestro idioma y tres libros de poesía. Hoy nos quedamos con el último de poesía: La luz de la dinamo.
Ha sido galardonado con el Premio de Poesía Iberoamericana Hermanos Machado. Es un libro delicioso, de esos de llevar en el bolso y no tener prisa por sacar, dividido en tres partes. Todas ellas se abren con citas de la poeta Idea Vilariño. La primera sección, “Entre un antes y un después”, aparecen unos ciervos misteriosos, un beso probable, o parajes lejanos que te llevan quizá a la Nuria estudiante, a la exploradora. Uno de mis poemas favoritos es el que describe a una pareja que recorre una exposición de los escultores Louise Bourgeois y Richard Serra y donde se reflexiona sobre lo que es arte, algo que nos reconcome a más de uno. Las canciones infantiles llenan de argumentación la ironía con que desde la edad adulta se perciben en aquellas canciones que alfombraron nuestras tardes de verano infantiles: “Las niñas bonitas”, “Vamos a contar mentiras”, “El cocherito leré” o “Veo veo” La última parte del poemario, “Una gota de resina”, está dedicada a la pérdida cercana o a la droga como cáncer social, temas recurrentes en la obra de Nuria, y que ya estaban como temas estructurales, por ejemplo en su último libro de relatos Ocho centímetros del que hablamos en Otras que baileen hace tres años.
Quizá porque yo también estuve sentada al lado de mi padre en un hospital, viéndolo consumirse con un cáncer de pulmón que crecía dentro de su pecho como un árbol, hace ya trece años, siento como propios los versos que sintetizan ese dolor punzante de pérdida inminente y que Nuria nos regala con la exactitud matemática de la poesía, donde palabra más palabra siempre arroja como resultado: emoción compartida. Y eso cura a los que seguimos aquí, cada primavera germinando como podemos, pero cojos.
“La muerte posa su dedo / en el pulmón / presiona apenas el tejido esponjoso / donde empieza a crecer / un árbol invertido”.
En treinta y una composiciones Nuria Barrios traza un retrato sobre la madurez que a mí me ha llegado a lo más profundo, como solo consiguen los buenos, las buenas. Espero entrevistarla muy pronto para mi sección de radio en Canal Sur Ondas de Mar y hablar de con ella de todo esta su traducción en letras de la vida.
Gracias, Nuria, sigue deleitándonos con tu obra, te estaremos esperando en Otras que baileen.