Archivos de la categoría mujeres que leen

Sección dedicada a obras de mujeres literatas que suponen joyas del pensamiento femenino.

Mujeres que leen, marzo 2016. La hija de Robert Poste (Stella Gibbons)

Mujeres que leen, marzo 2016

La Hija de Robert Poste (Stella Gibbons)

EDITORIAL IMPEDIMENTA, EDICIÓN 21º

(TRADUCIDA POR JOSÉ VALES)

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Las ediciones de Impedimenta son una garantía para quienes adoramos a los escritores de las Islas Británicas. Pero este caso es más que notable y especial. Es una novela simplemente única, genial. Con un personaje chispeante, lleno de ironía y fineza mental, Stella Gibbons nos introduce en la sociedad inglesa del periodo entre guerras del siglo XX. La traducción de José Vales, especializado y enamorado de la narrativa británica, es también una sólida garantía.

La novela está clasificada como una de las mejores de humor en lengua inglesa jamás escritas. Está llena de brillantes comentarios y trata sobre la transformación que la protagonista, Flora Poste, realiza un viaje a la granja de unos primos muy numerosos, sita en Essex a pocos kilómetros de Londres. Mantiene en vilo al lector con el gran secreto de una deuda que tenía esa familia con su padre y por la cual quieren recompensar a la hija de Robert Poste. Lo genial es que nos mantiene en vilo hasta la última página con una serie de intrigas absurdas que se van añadiendo a la trama de manera magistral.  Construye todo un crisol de personajes muy definidos, con mucho colorido entre ellos, que aportan una pátina teatral.

La mismísima Virginia Woolf elogió la novela con verdadero entusiasmo.

Las Anécdotas: Utiliza apellidos que traducidos tienen mucha gracia, como la familia de granjeros que es nido de víboras o una de las criadas es cucaracha de apellido o un escritor denominado mi pesadilla. Se ríe de muchas cosas entre ellas de la novelística victoriana para mujeres.

Me encanta cuando ella está siendo despedida por sus amigos un tanto snobs en Londres con el tren ya en marcha, les dice a través de la ventanilla gritando: ¡no olvidéis de cuidar del loro! a lo que ellos replican ¿qué loro? y ella dice para sí misma, ya sabedora que no les oyen: da igual, cualquiera que encontréis por ahí.

Yo quiero ser Flora, es como un  irónica deliciosa.

No me gustaría revelar mucho más, tan solo que la recomiendo fervientemente, es un libro para regalar o regalarse, para leer cada tanto, para que engrose al fin las estanterías de Otras que baileen con el espíritu que nos caracteriza: ¡no dejar de sentir que los libros nos mantienen vivas!

Stella Dorothea Gibbons (5 de enero de 1902 – 19 de diciembre de 1989) fue una novelista, periodista, poeta y escritora de cuentos inglesa. Adquirió notabilidad con esta primera novela, La hija de Robert Poste, cuyo título original es: Cold Comfort Farm) en 1932, que se hizo acreedora al Premio Fémina y ha sido reeditada en varias ocasiones desde entonces. Pese a que su trayectoria literaria continuó durante más de medio siglo, ninguno de sus trabajos posteriores (incluida la continuación de La hija de Robert Poste) consiguió el mismo éxito. De hecho, el resto de sus obras no fueron publicadas hasta el siglo XXI.

MARZO 2016

MAR DE LOS RÍOS

 

MUJERES QUE LEEN, FEBRERO 2016. ÁNGELES CASO. TODO ESE FUEGO

ÁNGELES CASO (TODO ESE FUEGO)

PLANETA 2015 (254 páginas)

 

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Muchas de las personas que leen novelas basadas en las vidas reales se sienten interesadas por saber qué es verdad y qué es invención”.

Así comienza una de las breves explicaciones que la autora nos da al final de esta novela basada en la vida de las hermanas Brontë, las famosas novelistas británicas de la primera mitad del siglo XIX.

Angeles Caso nos deleita otra vez en Todo ese fuego con unas descripciones llenas de la poesía narrativa de la que me considero adicta, dentro de la trama enmarcada en la desgraciada biográfica novelada de la familia Brontë.

Emily, Charlotte y Anne serán las encargadas de llevarnos a través de estas 254 páginas por los páramos del rectorado de Haworth y con ello nos mostrarán a cada paso sus vidas grises y llenas de aristas. Describe la rudeza de una existencia plagada de estrecheces de esta familia, donde lo único que fue capaz de mantenerlas con el ánimo vivo fue su necesidad de escribir… juntas.

Nos devela muchos detalles de la dura vida del primer tercio del siglo XIX de estas hijas de un reverendo en una rectoría, apartada de cualquier sitio civilizado. Con esos preciosos ojos de mujer que Ángeles posee, nos desgrana en cada linea el esfuerzo titánico de estas hermanas por crear cada noche, después de cumplir con las tareas del hogar y cenar frugalmente, alrededor de una mesa común con un candil y una pluma como única tecnología posible.

La autora nos diferencia claramente los caracteres de estas hermanas escritoras que se suelen confundir y fundir con sus obras en los listados de la Literatura y nos desgrana a través de sus respectivas psicología el germen de sus novelas.

Y nos maravillamos, no nos queda más remedio, de saber quién fue Emily Brontë, un mujer con claros rasgos misántropos en contraposición a su instinto pasional para describir una de las historias de amor más ardientes de la Literatura Universal en Cumbres Borrascosas, sin haber conocido nunca el amor.

También nos funde la vida y obra de Charlotte, mucho más cosmopolita y abierta, con un claro afán de notoriedad a través su obra, equiparable a un escritor masculino y que fue realmente la última superviviente de esta saga, quien tuvo apenas tiempo de saborear las mieles del éxito. Jane Eyre, Villete, Sherley, El profesor o Enma, constituyen toda su obra, por otro lado prolífica para una autora que muere con 39 años.

La hermana pequeña, Anne es la menos conocida, pero también aparece como parte importante de la novela, como lo era de la vida de los Brontë, en un hogar huérfano de madre precisamente cuando murió de parto de esta hija.

Las poetas. En 1846 Charlotte descubrió por casualidad las poesías que escribía su hermana Emily. Las tres hermanas Brontë decidieron entonces publicar un libro de poesía conjunto. Para evitar los prejuicios sobre las mujeres escritoras, las tres utilizaron seudónimos masculinos (los nombres que usaron fueron Currer Bell, Ellis Bell y Acton Bell). Las poesías de Emily son incomparablemente las mejores del tomo, no cabiendo duda de que es una de las mejores poetisas de Inglaterra. Las de Anne, aunque no de tan alto nivel, son también superiores a las de Charlotte, cuyo talento era esencialmente novelesco. Sólo se vendieron dos ejemplares del libro, que pasó inadvertido; pero las Brontë no se desanimaron por ello y decidieron escribir una novela cada una. Esta faceta es casi desconocida en España, a la que Ángeles le dedica una atención notable.

Pone de manifiesto las claves del triunfo de una mujer letrada de esa época, remarcando para ello la condición casi sin ecuanon, de poseer un progenitor amante de la cultura, convencido de sus beneficios para el desarrollo del ser humano, hasta el punto de obviar los prejuicios sociales de la época. De permitir que sus vástagos, cinco chicas y un chico, dediquen todo el tiempo posible a gozar del placer de la lectura y de la escritura.

Nos explica la circunstancia de que publicaran con seudónimo masculino durante toda su vida para ser tenidas en cuenta, hecho totalmente habitual, en un sistema editorial ingenuo, pero mucho más efectivo que el actual según para qué cosas, donde bastaba una dirección para que te mandaran a casa un giro con los beneficios de tu obra, sin necesidad de nada más. La identidad en sí misma no era importante, si no la obra. (Igualito que hoy en día, sobre todo en España).

En 1846 se publicó Cumbre Borrascosas con una tibia acogida por la critica por su rompedora originalidad.

Charlotte y Anne, en octubre 1847 publican sus respectivas novelas: Jane Eyre y Agnes Grey con un sistema de auto publicación donde ellas adelantaban el dinero, en caso de que no se vendiera la tirada.

En febrero de 1848 ya se habían vendido 2.500 ejemplares de Jane Eyre

La perspectiva de género que constituye parte del estilo de Ángeles Caso, queda patente con reflexiones omniscientes de la autora, que salpican toda la novela, las cuales nos subrayan de tanto en tanto, lo difícil que es ser mujer fuera de los cánones esperados por la sociedad victoriana de la época.

Por tanto no puedo más que recomendar la lectura de esta novela, Todo ese fuego, en la que he de confesar que lo que menos me gusta es el título y no sabría decir muy bien el porqué.

Otro apunte final es que quizá haya que ser amante de la literatura inglesa del XIX para leerlo con la misma alegría que lo he hecho yo en dos tardes y desde luego recomiendo empaparse previamente con esas esas dos joyas de la Literatura Universal, si es que no se ha hecho todavía: Cumbres Borrascosas y Jane Eyre.

Gracias, Ángeles, por seguir bailando en este loco e injusto mundo de la literatura española, a pesar de todo y de todos; por ser capaz de sacarte las hojas podridas de la decepción y seguir cultivando el cogollo de tu esencia, que tanto nos enriquece, que tanto nos hace falta.

En Otrasquebaileen siempre serás la reina del guateque.

MAR DE LOS RÍOS

FEBRERO 2016

MUJERES QUE LEEN, ENERO DE 2016: CUANDO ÉRAMOS ÁNGELES. BEATRIZ RODRÍGUEZ

CUANDO ÉRAMOS ÁNGELES

BEATRIZ RODRÍGUEZ

SEIX BARRAL, BIBLIOTECA BREVE. ENERO 2016

(251 páginas)

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Cuando éramos ángeles, se trata de una novela recién salida del horno y que he tenido el placer de leer como avance editorial antes de su venta, durante diciembre de 2015.

Hoy 7 de enero de 2016 inicia su andadura en las librerías.

Es una historia ambientada en un pueblo del sur de España con todo lo que ello conlleva. Un asesinato en un pueblecito de sierra mal comunicado, y como consecuencia con un universo propio, es el desencadenante de la descripción de todo el ambiente rural que, Beatriz Rodríguez demuestra conocer hasta límites insospechados y que solo los que hemos vivido esos veranos podemos ser capaces de identificar.

El marcado mundo masculino lleno de alcohol, tabaco y drogas como principal pasatiempo; la música y los bailes como puente entre los integrantes de las pandillas; los forasteros que pasan a ser los reyes de las fiestas; las recetas de cocina que aportan parte de ese olor y sabor rotundo de la novela… Y el sexo… todo sabe a sexo desde los ojos, desde los centros de las mujeres… El acoso de las niñas por vivir su sexualidad de manera libre, el miedo a los embarazos, la decisión de hacerse dueñas de sus vidas desde principio a fin, a pesar de todo, a pesar de que en los pueblos, más que en ningún sitio, la vida de las féminas es difícil, sea el tiempo que sea.

El hilo conductor lo componen Clara, una periodista que vive en ese municipio de manera accidental y que tratará de averiguar las circunstancias en las que ha muerto Fran, y este mismo, el hijo del cacique del pueblo y que aparece sin vida en el camino de la ermita de San Mateo con signos de violencia; el muerto era el guapillo rural, ese que apesta a testosterona y a cubata y que se convierte en el acicate que nos conduce con maestría a lo largo de veinte capítulos.

El despertar de la inocencia, dando saltos en el relato entre los adolescentes que fueron los adultos que rodean el cadáver, compondrán una atmósfera de intensa tensión sexual que enciende e incendia las páginas.

Cuando éramos ángeles nuestros zapatos no estaban manchados de sangre. No conocíamos la culpa y las noches eran para dormir, no para despertar remordimientos…

Un verbo suelto y limpio, no ausente de poesía, se alza como la columna vertebral de la obra, como la carta de presentación de la autora.

Portada blanca con una flor roja o/y una mancha de sangre. El arte de la imagen adecuada, arropa debidamente a un buen texto. La importancia de las fachadas. Fundamental.

Me gusta la dedicatoria de la autora a: Ernesto el Aventurero, que mató al dragón y me invitó a bailar sobre sus relucientes escamas. Denota la inevitable nostalgia del primer amor… y que merece siempre una novela…

Cuando éramos ángeles es una historia bien condimentada, que levanta las cortinas del mundo femenino, la red de mujeres que convive muchas veces invisible paralela al mundo de verdad, el masculino, y que sin embargo lleva entretejiéndose desde el principio de los tiempos. La excitación sexual femenina está bien trabajada, algo que resulta indispensable para las voces narrativas que están abocadas al triunfo y que en este caso, para mi gusto, está más que justificado. Para concluir, el ritmo impuesto con capítulos cortos y títulos originales que apelan a la curiosidad, junto con una voz coral equilibrada, ponen la guinda de un pastel ante el que no cabe más que deleitarse.

Beatriz Rodríguez es una voz muy interesante que, a pesar de su juventud, (Sevilla, 1980) aporta una dilatada trayectoria en el entramado editorial español. Licenciada en Filología Hispánica y siendo esta su segunda novela, su ágil pluma y su entrada por la puerta grande al mundo de la narrativa con mayúsculas de la mano de Seix Barral, la posicionan como una autora que va a dar mucho que leer.

Vaticino que, Cuando éramos ángeles, podría ser uno de los grandes éxitos editoriales del 2016, así lo deseo de todo corazón.

Enhorabuena, Beatriz Rodríguez, bienvenida a Otrasquebaileen, porque tú ya estás en la pista dándolo todo…

MAR DE LOS RÍOS

ENERO, 2016

MUJERES QUE LEEN, ENERO 2016: LA FLOR DE LA PLAYA Y OTRAS NOVELAS, CARMEN DE BURGOS

La flor de la playa y otras novelas cortas.

Ediciones Castalia Instituto de la mujer, biblioteca de escritoras 1989, edición, introducción y selección de Concepción Núñez Rey.

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Carmen de Burgos y Seguí (Almería1867-Madrid1932)

Para mí hablar de Carmen de Burgos y su obra es siempre un gozo inconmensurable. Si Otras que Baileen pretende ser un Universo donde las mujeres encuentren la luz de las demás para prender su propia llama, Carmen en ese Universo sería la Osa Mayor. La vida y obra de esta mujer darían para llenar una biblioteca de altísima calidad literaria con la filantropía con ojos de mujer que lleva toda su producción. Ella se dedicó a escribir sin parar desde que decide irse a Madrid en 1901. Es la primera mujer periodista de España, la primera corresponsal de guerra en la Guerra de Marruecos, viajera impenitente por multitud de países que la recibieron siempre con los brazos abiertos en los años que les tocó vivir. Porque Carmen fue, es una digna representante de la llamada Generación de 98 a la altura de Unamuno, por ejemplo. Sin embargo, con la llegada de la dictadura, fue enterrada en los estratos más profundos del olvido. Una mujer que hablaba del divorcio y que abogaba por la independencia económica y emocional, no era en absoluto bien recibida por el paradigma de ángel del hogar que se inculcó en este país durante el medio siglo posterior a su desaparición. Cultivó todos los palos pero especialmente el género de novela corta que tanto éxito tenía en el primer tercio del siglo XX. La peculiaridad de las de Carmen era que sus heroínas siempre estaban encarnadas por mujeres que andaban lejos del agujero doméstico, que querían volar y hacer algo por ellas mismas en la sociedad de su tiempo, con ese toque optimista y conciliador con la vida, con el sello de Burgos.

Esta selección que nos hace la que podría llamarse su heredera por derecho, Concepción Núñez Rey, catedrática de literatura en la Complutense y quien ha dedicado toda su vida a desenterrar a nuestra Carmen, es la responsable de este precioso volumen. Nos introduce en el mundo de Carmen de manera tan magistral que ya nunca querremos salir de él. Es como colarse por el agujero del árbol de Alicia. Para mí tienen especial valor aquellas que describen su mundo de la infancia en Almería, Rodalquilar, como por ejemplo El Último contrabandista ó la Flor de la Playa. Ese escenario primitivo, salvaje, por suerte aún reconocible en nuestra tierra, el Paraíso del que bebió la mujer sabia. Los paisajes de Cabo de Gata como fondo de mar de las historias, son muy hermosos de paladear. En definitiva, son una selección de novelas que se leen de mil amores, que han envejecido estupendamente, como todo lo bueno, y que recomiendo fervientemente como Carmencista hasta la médula que me considero. La sonrisa, la calidad y la calidez que la autora nos ofrece de la vida femenina, a pesar de los pesares, la convierten en una de la reina de la fiesta de: Otras que baileen.

 

MAR DE LOS RÍOS

ENERO 2016

MUJERES QUE LEEN, DICIEMBRE DE 2015: LA PEQUEÑA GRAN MALALA

MUJERES QUE LEEN, DICIEMBRE 2015: LA PEQUEÑA GRAN MALALA.

MALALA

MALALA, MI HISTORIA (MALALA YOUSAFZAI Y PATRICIA MCCORMICK)

Edición para jóvenes lectores. ALIANZA EDITORIAL, 2014

Dejad de oír música, dejad de ir al cine, dejad de bailar, dejad todo eso o Dios enviará otro terremoto para castigarnos a todos. Algunas de las mujeres se pusieron a llorar. (Esto es lo que recuerda Malala ante la imagen de su madre y sus vecinas apostadas cada día frente a la radio de Pakistán)

Es uno de los desgarradores fragmentos de esta biografía novelada de la niña pakistaní Premio Nobel de la Paz 2014 con 17 años: Malala Yousafzai

Yo sabía que era la niña de los ojos de mi padre. Algo muy infrecuente para una niña de Pakistán.

Malala comenzó su campaña por la educación de las niñas en su país con diez años, cuando el valle de Swat fue atacado por terroristas talibanes y peligraba el derecho de la educación.

Este libro es de 250 páginas, tamaño bolsillo, como a mí me gustan. Reza en su portada: Edición para jóvenes lectores, algo que puede confundir a los adultos que nos acerquemos a la historia de Malala. Si gustar a los más jóvenes es explicarse en un lenguaje limpio, no exento de calidad literaria, introduciendo mapas y fotos que enriquecen la historia ya de por sí bastante atractiva desde el punto de vista narrativo, entonces está claro que esta fórmula no tiene edad, funciona en sí misma. Nos encontramos ante una edición preciosa que recomiendo para todas las franjas de edad y que además de su belleza goza de un precio de bolsillo, 9,90 €.

Por tanto, de entre todas las existentes en el mercado, recomiendo ésta.

Una contraportada espectacular, arropa esta grandiosa historia con un dibujo magnífico de una niña ondeando una bandera a la que acompaña una frase como única idea para convencer:

Un niño, un maestro, un libro y un bolígrafo pueden cambiar el mundo.

Todos hemos oído de la historia de la niña Malala que se enfrentó a los talibanes para poder seguir estudiando y que por ello estuvo a punto de morir en un atentado, del que salvó la vida providencialmente. Pero si se produjo este gran milagro, esta raya en el agua de una niña sacada en voladas de la muerte, fue gracias a la generosidad del Reino Unido, que fue quien la evacuó a su territorio en un avión privado con varios profesionales médicos de incuestionable valía y que fueron capaces de valoras esas horas críticas con enorme temple y, con un coma inducido, trajeron a la vida a una de las grandes esperanzas del mundo árabe: La pequeña-gran Malala. Porque ellos ya conocían y adoraban a esta niña, gracias a los periodistas de la BBC que pasaron por sus montañas unos años antes y tuvieron la suerte de toparse con ella y con su padre a propósito del cierre de escuelas femeninas. Entonces fue ella la que estuvo llevando desde es momento un blog desde su más tierna infancia, informando de cómo se iba complicando la situación, especialmente para las mujeres en su país. Qué importante es la información, uno de los pilares a derribar por quien pretende implantar su ley del terror, y qué claro lo tienen sociedades de tan honda tradición demócrata y por ende feminista, como es el Reino Unido, a la cabeza desde hace siglos en acciones de este tipo.

Y el radicalismo religioso fue subiendo el curso del río Swat hasta alcanzar su aldea y el gobierno de su país miró para otra parte ante tanta barbarie, especialmente para con las mujeres, algo que no chocaba en forma alguna, según nos ilustra la propia Malala. Denigrar a una niña es lo de más normal en su cultura.

Cuando nace un niño en Pakistán, se celebra por todo lo alto. Se hacen disparos al aire. Se dejan regalos en la cuna del bebé. Y el nombre del niño se inscribe en el árbol genealógico. Pero cuando nace una niña, nadie visita a los padres, y las mujeres solo muestran simpatía hacia la madre. Mi padre no hizo caso de esas costumbres. He visto mi nombre -en brillante tinta azul- entre los nombres masculinos de nuestro árbol genealógico. El mío fue el primer nombre femenino en trescientos años (Ilustra en otro fragmento del libro)

Esta historia nos suena, se repite a lo largo de toda la de la Humanidad. Es la historia de una sociedad sin derechos, caldo de cultivo de gentes pobres de espíritu que, sin embargo, tienen muy claro que la cultura, los libros son sus verdaderos enemigos para existir.

La propia Malala afirma que no hay nada más fuerte, nada más gordo a lo que tema un talibán que a una niña con un libro. Simplemente para ellos es la encarnación del Demonio.

No quiero desvelar más, recomiendo vivamente su lectura a todas las Otras que baileen de cualquier edad, a partir de la que una chica tenga curiosidad por saber, que puede rondar los diez años, como la propia Malala.

Gracias, pequeña-gran Malala por resistir, por existir, por coger la bandera de la educación femenina. Gracias a tu padre por ser un gran maestro y saber que en las mujeres está la solución, en especial en países tan complicados de organizar como es el vuestro, el Pakistán del momento.

Mención de honor a Patricia McCormick, escritora estadounidense de gran prestigio, que a mi juicio lleva muy bien la historia al terreno de lo fascinante, según su pulso narrativo, la estructura y el lenguaje. Para más información: patriciamccormick.com

MAR DE LOS RÍOS

DICIEMBRE 2015

MUJERES QUE LEEN, NOVIEMBRE 2015: ANTE EL DOLOR DE LOS DEMÁS (SUSAN SONTANG)

Ante el dolor de los demás. Susan Sontag. Alfaguara 2003. Premio Príncipe de Asturias de la Letras 2003 junto con la escritora marroquí Fatema Mernissi.

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Este ensayo lo leí el año de su publicación, 2003, pero no dejo de pronunciar su título en cada Telediario desde entonces. ¡Cómo me martillean sus preguntas cada día, teniendo éstas plena vigencia!

Claramente el mundo ha empeorado ante el dolor de los demás y el propio dolor de los demás se ha multiplicado por cien mil. (Ojos de raza blanca acomodada frente al resto del planeta)

Lejos de haberse quedado obsoleta esta reflexión, dados los momentos que vivimos ante las guerras desatadas desde 2003 a 2015, he creído oportuno compartir con Otras que baileen mi fascinación por otro libro corto pero conciso, duro pero maravilloso en su elección del lenguaje, para golpear con fuerza nuestro sentido adormecido de la reflexión frente a la violencia y la imagen omnipresente de ella en nuestras vidas. Y todo desde la óptica de una gran fotógrafa y escritora como fue la ya desaparecida artista norteamericana Susan Sontang. (1933-2004)

Recojo por tanto de mis archivos mi reflexión tras su lectura en 2003 y que os la propongo hoy vivamente por estar de plena actualidad.

Me ha encantado este ensayo de reciente edición sobre el análisis que representa estudiar la historia de la fotografía, incluso de la pintura, que representa el sufrimiento humano analizando y lanzando al aire multitud de preguntas sobre:

    • Si es ético y moral la omnipresente imagen del dolor ajeno.

    • Si nos aporta algo bueno o algo malo.

    • Si la perversión es de quien mira.

    • Si la identidad de la victima influye en la percepción del juicio para estimar por el observador.

    • Si el acto mismo de la fotografía es intrínsecamente perverso o no.

    • Si la fotografía del dolor es interpretación de la realidad o sesgo de la misma.

    • Si una foto es mejor que mil palabras o no.

    • Si ahora hay más dolor en nuestras imágenes o no.

    • Si la perversión del ser humano es la misma de siempre.

    • Si es ético filtrar o forzar de alguna manera a que no aparezcan en los medios públicos.

    • Si puede ser arte, si lo que de verdad importa es la reflexión sobre el dolor en sí mismo.

    • Si se hace o estamos anestesiados de tanta sangre en esta era que se escenifica la propia realidad para que todo sea espectáculo.

    • Si culturalmente el dolor implica sacrificio y consecuentemente exaltación (todos los santos mártires) o en los días que vivimos eso ya no es así, el sufrimiento no conduce a nada, más que al propio dolor de quien lo padece.

    • Si es verdad que un dolor, el propio siempre tiene peso frente al ajeno y sobre todo frente a razas exóticas y lejanas.

    • Si el hacer museos sobre el sufrimiento sirve para algo moralmente hablando en el sentido en que siempre se ha dicho que el pueblo que olvida esta condenado a repetir sus errores o si por el contrario la clave de la paz está en no recordar tanto para que así nazca la tolerancia y otra manera de ver la vida.

    • Y por último si hay un antídoto a la perenne seducción de la guerra y si es más posible que esta pregunta se la formule una mujer que un hombre (probablemente sí). Dice ella.

Frases que golpean:

Al otro, incluso cuando no es enemigo, se le tiene por alguien que ha de ser visto, no alguien como nosotros que también ve.

– ¿La conmoción (referida a la que te produce ver el espectáculo escabroso de una desgracia humana) tiene plazo limitado?

– La compasión se está adormeciendo.

– La realidad como espectáculo, eso es lo que importa hoy día.

– Hacer la paz es olvidar. Para la reconciliación es necesario que la memoria sea defectuosa, limitada.

Nada más que añadir. Está todo sobre la mesa. Ahora sólo restan las respuestas y las acciones:

Ante el dolor de los demás.

MAR DE LOS RÍOS

NOVIEMBRE 2015

MUJERES QUE LEEN, NOVIEMBRE 2015: OCHO CENTÍMETROS (NURIA BARRIOS)

OCHO CENTÍMETROS. NURIA BARRIOS

(EDITORIAL PÁGINAS DE ESPUMA 2015)

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Ella toca todos los palos de las letras y todos lo maneja con destreza, como acredita su denso currículo al alcance de todos gracias a internet. Nuria Barrios ha publicado con enorme acogida, obras de casi todos los géneros en las mejores editoriales, a lo largo de los últimos dieciocho años.

Ocho centímetros, si no me equivoco, es su última obra. Es un libro perfecto para acercarse a nuestra autora. Deliberadamente soy muy mala para etiquetar, y no sabría decir desde mi perspectiva si es una novela dividida en capítulos interconectados o es un libro de cuentos con vocación de novela corta.  Esa cuestión es intrascendente para los lectores y primordial para las editoriales…  Pero sí, venga,  es un libro de cuentos.

Para empezar tiene un tamaño perfecto para llevar en el bolso, tiene 178 páginas de texto que lo hacen de esos que se pegan a la mano, que puedes retomar en cualquier momento del día. Para mi gusto esto nos lleva a cumplir con el primer requisito para comprarlo: es lo que se llama empezar bien. ¿La ventaja de ser once cuentos? Que se puede abrir el libro por donde quieras y zamparte uno de ellos sin necesidad de ir en orden. Te sentarán igual de bien, aunque el orden sugerido garantiza detectar el lazo común que llevan a algunas historias de la mano.

El libro comienza con una cita de Elaine Scarry muy bien escogida:

El dolor no tiene voz pero cuando encuentra una, comienza a contar una historia.

         Nuria sabe moverse perfectamente entre el dolor y el amor, sabe escoger las voces del sufrimiento con ojos de niña y transformarlo en risa. Porque la risa cura, es un bálsamo para el alma… Baila con destreza entre las olas de nuestro mundo contemporáneo, saltando de escenario en escenario con un ritmo bien trazado y con esa lente de mujer observadora con ganas de aspirar la belleza entre las grietas, y eso: se tiene o no se tiene. Se llama sensibilidad.

Nuestra escritora de noviembre domina y utiliza las metáforas de un modo directo, construyendo algunas que se clavan en el corazón y que yo al menos tengo la necesidad de escribir en el móvil para no olvidarlas, cuando me siento ensartada por una de ellas. Rescato un ejemplo por su impacto, a propósito del pensamiento que todos hemos tenido cuando visitamos a un enfermo terminal al que amamos profundamente y que sabemos que se nos va:

¿Por qué ella? Nos íbamos a casa huyendo del frío aliento del azar.

         Me sorprende que en la contraportada figure una frase sin firmante, a modo de crítica literaria favorable:

…tiene la extraña capacidad de resultar igual de creíble cuando narra con voz masculina que cuando narra en femenino…

         ¿Sorpresa disfrazada de crítica positiva ante una buena escritora que sabe manejar las voces de género y tantos otros recursos? En fin…

         Nuria domina la ironía que es también una virtud atribuida al lenguaje basada en el sentido del humor. La ironía da mucho color.

Es una verdad nacida de dos verdades contrapuesta cosidas con humor, que componen otra distinta igualmente relevante en sí misma. (Algo así afirmaba Jane Austen a propósito de la multitud de críticas que recibió en su época de un sector singracia que creía estar afeándole con ello la obra a quien sabe enriquecer el relato precisamente con la ironía)

Pero no quiero desvelar más de Ocho centímetros, tan solo recomendar vivamente su lectura, reconociendo que ha sido uno de mis libros favoritos del 2015 y estoy segura que de otros muchos lectores.

Lo que digan rancios jurados con dudoso sentido del humor, entre otros muchos sentidos, no debe achantarnos. Aunque la costumbre de no tener en cuenta a las escritoras entre sus destacados del año, concretamente a las buenas como Nuria, no convierte las injusticias en justicias.  Dejar de ser las eternas invisibles depende en parte de nosotras. (No sé qué parte exactamente, pero aquí estamos)

En cualquier caso, por eso debemos saltar a la pista y bailar.

Y aunque estos dilemas de factoría poco interesa al lector y a las lectoras ávidos de buenas historias como Ocho centímetros, mucho menos a las escritoras autenticas como es Nuria Barrios, sí debemos de tomar conciencia de que el mundo de hoy debería de tener mucho más espacio que el dedicado actualmente al sitio donde se expone el sentir artístico femenino.

Enhorabuena, Nuria.

Seguiremos hablando de tu obra en Otras que baileen porque tú eres parte de nuestra música.

MAR DE LOS RÍOS

NOVIEMBRE 2015

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Con Nuria Barrios y Emilia Recio, del Centro Andaluz de las Letras, en 2011 en la presentación de su hermosa novela: El alfabeto de los pájaros (Seix Barral), en el Museo Arqueológico de Almería. Una escritora de las de bandera y una excelente conversadora, con el sentido del humor a flor de piel.

                                                     

MUJERES QUE LEEN, OCTUBRE 2015: LAS OLVIDADAS (ÁNGELES CASO)

 

MUJERES QUE LEEN, OCTUBRE 2015: LAS OLVIDADAS (ÁNGELES CASO)

EDITORIAL PLANETA 2005

Inauguro esta sección, como no podía ser de otra manera, con una de mis escritoras favoritas, de mis elegidas, de mis maestras.

Y comienzo afirmando que Ángeles Caso es de las mejores plumas con las que yo me haya topado. El porqué: toda ella es verdad y se trasluce en sus cuidadas páginas. Además están las afinidades comunes que nos unen, que son unas cuantas. Destacables:

—A ambas nos gustaría que nos pagaran exclusivamente por leer, para poder volar eternamente entre los estantes de bibliotecas infinitas…

­­—Le agradan como a mí las historias con perspectiva femenina del mundo.

Las olvidadas no es el primer libro que leí de ella, ni por supuesto el único. Creo que continuaré hablando de la obra de Ángeles Caso mientras viva. Pero sin duda Las olvidadas es una de las más me ha impactado. Éste es un libro para consultar cada tanto.

Os aseguro que alguien se acordará de nosotras en el futuro (Safo de Lesbos).

Con esta afirmación tan rotunda comienza esta recopilación de biografías de mujeres perdidas, arracadas de la historia del pensamiento y de la cultura de los últimos dos mil años.

Cristina de Pisan, primera escritora francesa reconocida que viviera de su trabajo como tal y perteneciente al siglo XIV, cuya lucha encarnizada con la sociedad que le tocó en suerte denotan una personalidad arrolladora, al igual que su obra (La querella de las damas).

Sofonisba de Anguissola, italiana, primera pintora del Renacimiento, discípula del gran Miguel Ángel y pintora de cámara del rey Felipe II. Es de las pocas autoras, que se pueden contar con los dedos de una mano, que cuelgan en el Prado con nombre propio. (Aunque la autoría de sus cuadros corresponda a hace muy pocos años).

Beatriz Galindo, española erudita, superdotada sería la traducción actual; instructora de Isabel Católica y de sus hijos desde que era una adolescente…

…Y muchas más, conforman un ramillete de mujeres dignas de ser rescatadas del miserable olvido.

Su principal conexión estriba en no conformarse en absoluto con el papel que le tenía reservado la sociedad de su época. Con muy diferentes trayectorias personales, muchas madres y esposas a la vez que creadoras, viven historias apasionantes y llegan a ser personas muy influyentes en las sociedades a las que pertenecen. Pero también les une una especie de resignación, de agotamiento de casi todas al final de sus días. Yo percibo una falta de ego, de humildad femenina que se nos graba en la frente desde que nacemos y que nos incita a ser las primeras en quitar importancia a nuestro trabajo. Además estaban los empujoncitos de los que las consideraban mujeres incómodas para el resto, porque las hacían pensar. Todo junto hace que muchas de ellas adopten como postura la reclusión en los conventos o en el anonimato de sus casas,  para seguir en paz en los únicos escenarios en los que podían seguir escribiendo, creando, dialogando con ellas mismas.

Parece increíble que no haya quedado ni un solo pliego de todo lo que se sabe escribió La Latina, cuando decidió vivir lejos de las sucesivas cortes que la reclamaron; que casi nadie haya leído La Arboleda de los Enfermos de Teresa de Cartagena, una religiosa sorda con una prosa poética inigualable, un siglo anterior a Teresa de Ávila y la primera que escribiera en defensa del derecho de la mujer a ser literata en la Península Ibérica; que el retrato más famoso de uno de los reyes más importantes y poderosos de la Historia de la Humanidad, Felipe II, esté realizado por una mujer de exquisitos pinceles como fue Sofonisba, y que esto no lo sepan los escolares, después de  reconocer ese retrato en nuestros libros de texto durante generaciones…

En definitiva, Las olvidadas es un buen comienzo para todas aquellas que quieran ser parte de las mujeres de luz, de las mujeres que baileen; de esas que valoran el pensamiento femenino como lazo, como verdad, como un tesoro, porque la Humanidad lo necesita, lo está pidiendo a gritos.

Las olvidadas es uno de esos libros que no ha pisado una estantería en mi casa, porque lo tengo aquí, a mi lado, siempre que me pongo a escribir.

Porque siento su calor, el de Ángeles Caso y el de Las olvidadas, porque quiero compartirlo con todas vosotras, os lo recomiendo fervientemente.

                  Mar de los Ríos
Octubre 2015

angelesymar
Ángeles Caso y Mar de los Ríos en junio de 2014 en la recientemente desaparecida librería Sintagma de El Ejido (Almería) . Un sueño hecho realidad hablar con la maestra. ¿Se me nota en la cara? Gracias a Manuel García Iborra y a su esposa Matilde Gómez Flores, dueños de Sintagma que hicieron posible tanta magia literaria.. Libreros de los de verdad que espero sigan trabajando en otros ámbitos literarios, no los podemos perder.