MUJERES QUE LEEN, ABRIL 2020: EL MUNDO EN EL QUE VIVO, HELEN KELLER (1908)

EL MUNDO EN EL QUE VIVO

HELEN KELLER 1908

EDICIONES ATALANTA, 2012

Desde que la pandemia del COVID-19 llegó a nuestras vidas he pasado las diferentes etapas de ánimo que corresponde a un suceso mundial de este calibre. He sentido la negación, la tristeza, la aceptación, para quedarme ahora instalada en la de la acción. El mundo que conocimos antes del confinamientos del 13 de marzo de 2020 ha muerto. Como el título del libro de nuestra autora de hoy, El mundo en el que vivo, lo tendré que redefinir otra vez por mi misma, y ya veremos cómo lo hago.  Pero lo que no debemos permitir es dejarnos morir con él. Tenemos la obligación de  reinventarnos como ha hecho la humanidad a lo largo de su historia.

En la fecha que escribo esta entrada seguimos confinados en nuestras casas la mayoría de españoles y mucha población mundial. Es como vivir una pesadilla, sí, sobre todo para quien ha perdido a sus seres queridos. Pero si mi misión como escritora es insuflar algo de ánimo y esperanza a quienes me siguen, debo de continuar con este objetivo en la medida de mis fuerzas. Si yo he tardado cuatro semanas en volver a ser yo, es con fuerzas renovadas para querer empujar esta sociedad a otro punto en el que, no necesariamente  tenemos que aspirar a vivir en el mundo anterior al COVID-19. Y esa es la oportunidad de que hablan para todas las crisis.

Para ello, aquí estoy hoy de la mano de una heroína a quien les presento:

Helen Adams Keller (EEUU 18801968) fue una escritora, oradora y activista política sordociega. A la edad de diecinueve meses sufrió una grave enfermedad que le provocó la pérdida total de la visión y la audición. Su incapacidad para comunicarse desde temprana edad fue muy traumática para Helen y su familia, por lo que estuvo prácticamente incontrolable durante un tiempo. Cuando cumplió siete años, sus padres decidieron buscar una instructora y fue así como el Instituto Perkins para Ciegos les envió a una joven especialista, Anne Sullivan, que se encargó de su formación y logró un avance en la educación especial. Continuó viviendo a su lado hasta la muerte de esta en 1936.

Después de graduarse de la escuela secundaria en Cambridge, Keller ingresó en el Radcliffe College, donde recibió una licenciatura, convirtiéndose así en la primera persona sordociega en obtener un título universitario. A lo largo de toda su vida redactó múltiples artículos y más de una docena de libros sobre sus experiencias y modos de entender la vida, entre ellos La historia de mi vida (1903), El mundo en el que vivo (1908) y Luz en mi oscuridad (1927).

Keller se convirtió en una activista y filántropa destacada; recaudó dinero para la Fundación Americana para Ciegos, fue miembro del Industrial Workers of the World —donde escribió desde 1916 a 1918— y promovió el sufragio femenino, los derechos de los trabajadores, el socialismo y otras causas relacionadas con la izquierda, además de ser una figura activa de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, tras cofundarla en 1920. En 1924, se apartó de la actividad política para enfocarse en la lucha por los derechos de las personas con discapacidades y realizó viajes por todo el mundo ofreciendo conferencias hasta 1957. Se le otorgó la Medalla Presidencial por la Libertad en 1964. Desde 1980, por decreto de Jimmy Carter, el día de su natalicio es conmemorado como el Día de Helen Keller. Su vida ha sido objeto de variadas representaciones artísticas, tanto en cine, teatro y televisión, destacándose particularmente The Miracle Worker.

El mundo en el que vivo (1908)

Cualquiera de las publicaciones de Helen Keller es un cántico poético de superación, pero también de erudición. Su prefacio, acompañado de sus once hermosos capítulos, constituyen un viaje de estimulación para el ser humano. Cada frase de Helen nos lleva de la mano a la transformación que ella experimento, de pasar de un mundo oscuro y silente, al del color y la música en el que vivió sus 81 de plena consciencia intelectual y filantrópica del total de sus 88. Cada frase que utiliza en este libro suponen un aforismo sesudo en cualquier otro autor, que ella concatena con la ligereza de una buena trenzadora de ideas. Por tanto, Helen Keller resulta una de las mejores escritoras con las que yo me haya topado.

Y para ilustrar su estilo nada mejor que poner algunos ejemplos:

En su capítulo El mundo de los cinco sentidos dice:

Es más difícil enseñar a un ignorante a pensar que enseñar a un ciego inteligente a ver la grandiosidad del Niágara.”

De su capítulo. Antes de que el alma amanezca:

Cuando aprendí el significado del “yo” y de “mí” descubrí que yo era algo y entonces empecé a pensar. (…) No fue el sentido del tacto el que me proporcionó el conocimiento. Fue el despertar de mi alma lo primero que le otorgó a mis sentidos su valor…”

La ceguera no tiene ningún efecto restrictivo sobre la visión mental. Mi horizonte intelectual es infinitamente grande.”

Es un libro de 163 páginas, intenso, bello, profundo como el beso del universo sobre nuestra frente, ese que tanta falta nos hace ahora más que nunca, para tomar consciencia de la mota de polvo astral que somos cada uno de nosotros y saber, a través de Helen Keller, que solo depende de ti brillar en este instante en el que, la creación te dio la oportunidad de ser.

Helen Keller, contigo instalada en nuestro alma, no hay día que no lleves la esperanza a quien te recibe.

Abril, 2020. Mar de los Ríos

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