OJOS DE MUJER, ABRIL 2019: LOS OJOS TRISTES DE DORA MAAR

 

Mujer araña, autorretrato
Modelo con estrella 1934
Mano saliendo de concha, 1934

Los ojos tristes de Dora Maar (Francia,1907-1997)

Su vínculo con Picasso fue el pilar torcido de su vida en todos los sentidos. Su familia no estaba de acuerdo con esta relación tóxica. En su casa se hablaba francés y castellano. Fueron muy cosmopolitas y las fotografías de su juventud muestran a Dora desde paisajes de los Alpes hasta zonas tropicales. Dora vivió en la Argentina desde sus tres hasta sus veintitrés años. Según Pablo Picasso aquella joven, de la que estuvo enamorado durante la guerra civil y la ocupación de Francia, «hablaba con argentinismos».

Dora Maar debió pintar sobre los años 1950. En ese entonces la fotografía no estaba tan bien considerada como ahora. Así pues, los fotógrafos solían ser también pintores. Picasso ironizaba sobre la actividad fotográfica de Dora, quien fotografió el proceso de composición del Guernica.

Surrealismo

Era amiga íntima de André BretonPaul Éluard y Nusch Éluard. André le escribe pidiéndole que recoja los dibujos y objetos realizados por los locos del asilo de Sainte-Anne, donde más tarde ella misma sería ingresada. Dora se sentía atraída por la muerte. Experimentaba con los objetos desproporcionados como un recurso que desestabilizaba nuestra realidad. Dora fue activista de los derechos humanos.

En 1945 a Picasso ya no le interesaba Dora y ella empezó a mostrar un comportamiento extraño y paranoico. Fue psicoanalizada y posteriormente, ingresó en el hospital de Sainte-Anne. Le aplicaron electroshock y fue Paul Éluard quien dijo a Picasso que la sacara de allí. Paul Éluard que era el mejor amigo de Dora en ese entonces, acusó a Picasso de hacerla sufrir demasiado.

Dora Maar fue maltratada, tanto psicológicamente como físicamente por Picasso. Varios testigos afirman haber presenciado palizas hacia la artista. Un chófer relata como el pintor subió un día a Maar al coche ya inconsciente. 

Maar murió en 1997 y en su testamento dejó todos sus bienes a su padre y a un monje. Sus bienes se componían de 130 Picassos y la mayoría de sus fotografías. Ella había vendido algún Picasso cuando se había sentido en apuros económicos, pero siempre con el permiso de éste. El apartamento en el que se recluyó era un fiel reflejo de su compleja personalidad.

Su obra, propiamente surrealista, tiene una calidad y originalidad excelente. A mí me ha cautivado descubrirla.

Querida Dora, allí donde vague tu alma dolorida, te mandamos besos y abrazos de hermanas.

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